Üzenet, 1941 (1. évfolyam, 1-6. szám)

1941-05-01 / 2. szám

euando se sabe extrano en algún ambiente, de la manera como se veria un polio en corral ajeno. . . Asi, pues, nos fuimos acercando a los demás, entablando breves eonversaciones, constatando siempre que no éramos indeseables.

A la hora de los postres, uno de los miembros de la entidad usô de la palabra en un perfecto castellano:

“Senoras, senores... nuestro club célébra por primera vez una reuniôn de esta naturaleza... y tiene un plan trazado dentro de su programú de acción en su futura vida social; y uno de sus puntos más novedosos es el de reunirnos más estrechamente en colaboración con los chilenos, los hijos de este pueblo hospitalario, bajo cuyo cielo nos cobijamos..aquí donde aùn existe la paz y la libertad; en donde, lej os de los paises que se hallan envueltos en esta guerra encarnizada, cuyos habitantes, si no están en el trente de batalla. no oueden trabajar ni dormir tranquilos ante el espectro de la muerte que se cierne constantemente sobre ellos y sus hijos. Nosotros que hemos tenido la suerte de haber llegado a este bello pais, podemos decir que en esta tierra estamos labrando nuestro propio bienestar y cooperando con los chilenos en la formáción de un porvenir mejor de esta querida náción que es nuestra patria”.

Habló otro senor en lenguaje húngaro, a quien no entendimos.

Las palabras vertidas por el primero no de járón de impresionarnos y de perseguirnos con su eco, al punto de vernos precisados a dar alguna forma a nuestras reflexiones.

Conocida es la causa de la inmigración a la América de ciertos europeos que en los Ultimos tiempos, aún con anterioridad a la guerra actual, y pertenecientes a las diversas naciones en que el totalitarismo se ha ensefloreado, se han visto obligados a abandonar su patria; y no pocos de estos europeos se hallaban presentes en la reunion que comentamos. Esta circunstancia nos hace pensar en una raza que ha sufrido persecuciones constantes y, por lo mismo, se ha visto forzada siempre a recurrir al arbitrio de medios de defensa, con oue se ha agudizado, ya en forma ancestral, su intelecto, su espiritu inventivo, su empuje, para sobrevivir a las torturas y sufrimientos que ha debido soportar, incluso la humillación dégradante. Esta puede ser la causa, pensamos. del por qué en sus esfuerzos supremos por defenderse de sus tiranos, hayan surgido de su seno sobresalientes doetos que ban pulsado el cetro de los adelantos de la ciencia, de las artes, de la industria, del comercio y de las letras en paises de mayer cultura del mundo civilizado. Tal vez por esta circunstancia se ha levantado en los Ultimos tiempos un demagogo que pretende imponer que el mundo reconozca que es su pueblo el superior, recurriendo a medios ilicitos para conseguirlo, aûn a costa del oprobio del mismo pueblo que se ve sometido a la vileza moral y dénigrante a los ojos del mundo, al aceptar la existencia y fun- Cionamiento de una institúción sécréta cuya aetividad es el so-19