Bereczky Erzsébet (szerk.): Imre Madách: La Tragedia del Hombre. Ensayos sobre las di versas puestas en escena del drama (Budapest, 1987)

Dr. Ferenc Kerényi: Un poema dramatico húngaro para al teatro universal

muchos figurantes, y siguiendo a su maestro, Sándor Hevesi, señaló con efectos lumínicos el despertar de Adán del sueío en los distintos cuadros históricos. Entre 1935 y 1944 el director del Teatro Nacional, Antal Németh, montó la Tragedia en repetidas ocasiones. Németh había cursado sus estudios en Alemania, durante la república de Weimar, donde además de adquirir modernos conocimientos teatrales y escenográficos, había quedado también bajo el influjo del arte cinematográfico. En sus montajes intentó lograr un ritmo continuo, gustaba de la monumentalidad y recurría a menudo al uso del escenario giratorio y de imágenes proyectadas como de­corado de fondo. Al ser designado director, Antal Németh obtuvo total libertad en sus contratos, de forma que siempre tuvo a su disposición la compañía de mejor calidad de la historia del Teatro Nacional. Puesto que era simultáneamente el director general de la Radio Húngara, dentro de la concepción de misterio se lo ofreció la posibilidad de experimentar con un reparto ideal. Németh quiso romper con la tradición del elenco de galán - heroína - intrigante, pero también con la nueva praxis de que los actores principales, independientemente de su edad, pudieran conservar sus papeles. Aún siendo un director joven, Antal Németh trató de aprovechar las relaciones culturales interestatales de Hungría, orientadas hacia Italia y Alemania, para dar a conocer a los clásicos húngaros. Asi como pudo experimentar con el elenco en su adaptación radiofó­nica, también pudo poner a prueba sus concepciones escénicas en el extranjero, en sus montajes como director invitado en Ham­­burgo (1937) y en Francort del Meno, la ciudad natal de Goethe, en 1940. A Antal Németh le interesó apasionadamente la problemática de montar la Tragedia en todos los tipos de teatro. En 1939 realizó una versión para teatro de cámara, sobre un minúsculo primer plano delante del tríptico de un retablo de alas abiertas. En los nichos derecho e izquierdo del mismo estaban las estatuas de Adán y Eva y la pintura de fondo de 3 x 4 metros cambiaba dos veces en cada cuadro. Los actores actuaban con vestuario estelar y enmascarados en esta representación centrada en el texto, la cual era adaptable a cualquier sitio. Al otro extremo de los 29

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