Bereczky Erzsébet (szerk.): Imre Madách: La Tragedia del Hombre. Ensayos sobre las di versas puestas en escena del drama (Budapest, 1987)
Dr. Ferenc Kerényi: Un poema dramatico húngaro para al teatro universal
Adán, que regresa a la tierra en el cuadro XIV, encuentra un planeta frío y casi despoblado. La aniquilación de la triada del ideal de libertad - igualdad - fraternidad, iniciada en la implacable libre-competencia de Londres y continuada en la destrucción de la personalidad en el falansterio, burla flagrante de la igualdad, termina aquí con la presentación de los últimos hombres, esquimales reducidos a la condición de animales. Esta escena es la última mueca amarga del ideal de la fraternidad. Naturalmente, Madách no podía representar el futuro de otra manera que no fuese la elaboración poética y sistemática de las ideas y conceptos por él conocidos. Pero para nuestros días, como volveremos a señalar más adelante, las diversas y efímeras teorías científicas del siglo XIX, por ejemplo, la frenología de Gall o bien la tésis de la entropía, se han convertido en el texto de Madách en meras curiosidades de la historia de las ciencias, que deberían ser acotadas en las ediciones y podrían ser omitidas en el escenario, al tiempo que los distintos cuadros del poema contienen planteamientos filosóficos nuevos y apasionantes, incluso para hoy. Al final del cuadro XIV se ha cumplido el destino dialéctico de los grandes ideales de la época, todos se han extinguido, se han convertido en su propia antitésis. Está justificado pues que Adán, al despertar del suéTfo al comienzo del cuadro XV, piense en el suicidio. Sin embargo, La Tragedia del Hombre no es una obra pesimista. Por encima de los ideales pulverizados, del heroísmo romántico del siglo XIX, se mantuvo para el hombre una sola gran idea: la idea de la kucha, que Adán formula por primera vez en la escena cósmica: Sé que la meta fallaré cien veces... Mas no es eso lo que importa. ¿Qué es en verdad la meta, sino el final de un glorioso combate? Cuando se la ha alcanzado, es para morir al término de una lucha que es la vida. ¡Luchar, de ahí la meta del hombre y su razón para vivir! 17