Folia Theologica 5. (1994)

Carlos J. Errázuriz: El matrimonio como realidad jurídica natural y sacramental

30 C.J. ERRÁZURIZ de su proposito de casarse in facie Ecclesiae, dado que tal acto pecaría de falta de autenticidad. Para justificar esta praxis pastoral se han ido forjando una serie de propuestas doctrinales que tienden a exigir la fe personal en los contrayentes como requisito para la validez de la celebra- ción sacramental. Quienes carecen de fe, no podrian casarse sacramental- mente: o bien no podrian casarse en absoluto -si se mantiene la insepara- bilidad entre matrimonio natural y sacramental-, o bien existiria para el- los la alternatíva de un matrimonio civil válido no sacramental -acogien- do, por ende, la tesis de la separabilidad-. El Magisterio de la Iglesia se ha pronunciado en términos muy explicitas sobre esta cuestión, especialmente mediante la Exhortación apostólica Familiaris consortio de Juan Pablo II, emanada después del Sínodo de los Obispos de 1980 dedicado al téma de la familia, y que constituye en la actualidad la mejor sintesis de la doctrina de la Iglesia sobre el matri­monio y la familia. En el n. 68 de este documento el Papa, haciéndose explícitamente eco de la situación mencionada, llama a “comprender las razones que aconsejan a la Iglesia admitir a la celebración a quien està imperfectamente dispuesto”. Y para justificar esta praxis hace una afir- mación que, a mi parecer, en ocasiones no ha sido todavia valorada y profundizada como se merece: “El sacramento del matrimonio tiene esta peculiaridad respecto a los otros: ser el sacramento de una realidad que existe ya en la economía de la creación: ser el mismo pacto conyugal ins- tituido por el Creador ’al principio’”. El Papa pone de relieve la profunda continuidad entre orden natural y sobrenatural en el ámbito matrimonial, ensenando incluso que “la decision pues del hombre y de la mujer de ca­sarse segün este proyecto divino, esto es, la decision de comprometer en su respectivo consentimiento conyugal toda su vida en un amor indiso- luble y en una fidelidad incondicional, implica realmente, aunque no sea de manera plenamente consciente, una actitud de obediencia profunda a la voluntad de Dios, que no puede darse sin su gracia”. Más adelante puntualiza: “no se debe olvidar que estas novios, por razón de su bautis- mo, están ya realmente insertos en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia y que, dada su recta intención, han aceptado el proyecto de Dios sobre el matrimonio y consiguientemente -al menos de manera implicita- acatan lo que la Iglesia tiene intención de hacer cuando celebra el matri­monio”. Naturalmente todo esto se realiza en la medida en que haya una intención verdaderamente matrimonial: no habiéndola -por excluirse al- gún elemento o propiedad esencial dei matrimonio, como la apertura a

Next

/
Oldalképek
Tartalom