Folia Theologica 5. (1994)

Carlos J. Errázuriz: El matrimonio como realidad jurídica natural y sacramental

EL MATRIMONIO 27 Se impone, por consiguiente, un esfuerzo rációnál y vital de los cristia- nos por hacer descubrir a todos los hombres la sabiduria y la belleza del plan divino que creó al hombre como varón y mujer. Es ésta una via pri- vilegiada de esa renovada evangelization dei mundo contemporáneo, lú- cidamente subrayada por Juan Pablo II con singular profundidad. Pero insisto: este camino evangelizador -mediante el matrimonio y la familia- pasa necesariamente a través del redescubrimiento de las riquezas natura­les del amor humano y de la institúción matrimonial (siempre en un con­texto que se abra a la familia, con la que el matrimonio está tan íntima- mente ligado). Dentro de este redescubrimiento no cabe duda de que un lugar muy cent­ral corresponde a la indisolubilidad del matrimonio, sobre la que por desgracia a veces se difunde una vision negativa y pesimista, como si se tratase de una pesada carga contraria a la libertad y a la autorrealización de las personas. Para proyectar en cambio una luz adecuada sobre esta propiedad del vinculo, es necesario ante todo concentrar la atención en la misma realidad del amor entre hombre y mujer y dei matrimonio, para poder percibir su carácter intrinsecamente indisoluble. Esta percepción puede llevarse a cabo de diversos modos: a nivei fenomenológico, sobre la base de como se manifiesta el amor conyugal en su dinâmica propia del “para siempre” de los enamorados; a nivel moral y juridico, poniendo en reláción la duración del vinculo con los bienes de todas las personas en juego: los cónyuges, los hijos y la entera sociedad humana; a nivel metafisico, reflexionando sobre las exigencias de una unión que tiene co­mo objeto a las mismas personas en su igualdad como taies, que toca di- rectamente una dimension natural del ser humano -la conyugalidad, en la que se da una cabal reciprocidad entre hombre y mujer, y una sustancial permanencia a lo largo de la vida humana-, y que responde a la condición espiritual-corporal del hombre, lo que permite entender tanto el hecho de que el pacto conyugal trascienda los limites del hoy y ahora, como que la entrega de los cuerpos comporte las exigencias de exclusividad caracte- risticas de la corporalidad. En definitiva, pienso que la cuestión de la indisolubilidad es inseparable de la concepción misma del matrimonio, de modo que estamos ante uno de esos casos en los que lo decisivo no es tanto la deducción, cuanto la captación inmediata -por evidencia- de la realidad misma del matrimo­nio. La indisolubilidad matrimonial es algo que se ve o no se ve, y esta vision espiritual -por referirse a una cuestión práctica de la vida humana-

Next

/
Oldalképek
Tartalom