Folia Theologica et Canonica 10. 32/24 (2021)

Ius canonicum

168 JÓSÉ MIGUEL VIEJO-XIMÉNEZ El prólogo de la Expositio in epistolas Pauli, un comentario a las epistolas a los Romanos y a los Corintios compuesto después de las sentencias de Ro­berto de Melun y antes de 1180, también considero la clasificación de los li­bros de las Sagradas Escrituras. Su autor, probablemente un discipulo de Ro­berto que también escuchó las lecciones de Hugo en San Victor de Paris, mantuvo la ordenación especular de los dos Testamentos: “Sicut uetus teta­­mentum triplex est distinctio, sic et noui, quod merito testamentum appella­tur”51. En reláción a los trés órdenes del Nuevo, la Expositio siguió las ense­­fianzas de Roberto: los Evangelios ocupan el lugar de la Ley; las Epistolas de San Pablo y las Epistolas canonicas, el de los Profetas; el Apocalipsis y los Hechos de los Apóstoles, el de los Hagiógrafos. A continuación, el comenta­­rista advirtió que aunque algunos autores incluyen el Apocalipsis y los Hechos de los Apóstoles en el segundo orden del Nuevo Testamento y formán el tercer orden con los escritos de Agustín, Jerónimo y otros doctores, la distinción más auténtica y común es la primera52. Desde el punto de vista pedagógico, la clasificación de los libros de la Sa­­grada Escritura propuesta por Hugo de San Victor tenia el atractivo de la sime­­tría. Los autores de sentencias teológicas y los comentaristas de la Biblia que se formaron en las aulas de San Victor recibieron la doble tripartición, pero expulsaron a los Patres /Doctores y a las decretales /canones del tercer orden del Nuevo Testamento. Sus explicaciones sobre el modo de organizar el canon biblico eludian las perplejidades que causaban las ensenanzas de Hugo y tran­­sitaban el terreno más seguro de las indicaciones a proposito de los libros re­­cibidos formuladas por Papas y concilios. Paradójicamente, el esquema del Didascalicon fue aceptado por algunos decretistas de la escuela de P, a quienes no solo covenció la armonia y el equilibrio victorinos: los autores de los pro­logos SVT y SVT3 hicieron suyas las ensenanzas de Hugo sobre los elemen­­tos que integran el tercer orden del Nuevo Testamento porque, en su opinion, los decreta sanctorum patrum (SVT, Apéndice I, lin. 19) / sanctorum patrum decreta et conciliorum statuta (SVT3, Apéndice II, lin. 6) son libros sagra­­dos53. ^Eran conscientes de que, de esta manera, concedian al ins canonicum un valor quasi sacramental, porque insertaban cánones y decretales dentro 51 Peppermüller, R. (Hrsg.), Anonymi auctoris saeculi XII Expositio in epistolas Pauli (Ad Ro­manos - II Ad Corinthios 12) (Beiträge zur Geschichte der Philosophie und Theologie des Mit­telalters 68), Aschendorff 2005. 2. 52 Peppermüller, R., Anonymi auctoris: “Distinguitur autem / nouum testamentum in euangelia, que optinent locum legis, et in epistolas canonicas et epistolas Pauli, que ponuntur loco prophe­tarum, et in apocalipsim et actus apostolorum, qui locum tenent agiographorum. Alii autem loco agiographorum scripta ponunt Augustini, Ieronimi et aliorum doctorum. Actus uero apostolo­rum et apocalipsim cum epistolis canonicis et epistolis Pauli locum credunt optinere propheta­rum. / Sed prior distinctio magis autentica est et a pluribus approbata.” (p. 2). 53 Berndt, R., Gehören, 197 no encontró en la tradíción anterior ningún paralelismo para el tercer ordo del Nuevo Testamento que introdujo Hugo de San Victor.

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