Folia Theologica et Canonica 10. 32/24 (2021)

Ius canonicum

164 JÓSÉ MIGUEL VIEJO-XIMÉNEZ formán el segundo orden, otros cuatro volúmenes; por último, en el tercer gru­­po ocupan el primer lugar las decretales, decretalia, a las que también llama cánones, seguidas, en segundo lugar, por los escritos de los Padres y Doctores de la Iglesia, como Jerónimo, Agustin, Gregorio, Ambrosio, Isidoro, Origenes, Beda y de otros muchos autores ortodoxos cuyos escritos son tan numerosos que no se pueden enumerar35. Hugo explicó que esta clasificación manifesta la armonia, convenientia, entre los dos Testamentes, porque de la misma manera que, en el Antiguo, tras la Ley vienen los Profetas y después los Hagiógrafos, en el Nuevo, tras el Evangelio siguen los Apóstoles y tras los Apóstoles, los Doctores36. En su opinion, la simetría también expresa una disposición admi­rable del gobierno divino, porque si bien es cierto que cada uno de los libros de los seis órdenes contienen la verdad plena de modo perfecto, ninguno de ellos es superfluo37. En el Didascalicon, los opúsculos y los varones religiosos y sabios que se incluyen en la palabra divina, como tercer orden del Nuevo Testamento, recibieron hasta cuatro denominaciones: dos genéricas, Patres y Doctores; y otras dos específicas, “decretalia, quos canones, id est, regulares appellamus”, y “sanctorum patrum et doctorum ecclesiae scripta”. Hugo volvió a tratar del número, orden y autoridad de los libros de las Sa­­gradas Escrituras en el capitulo sexto de su tratado de exégisis bíblica De scripturis et scriptoribus sacris, compuesto después de 113038. Aquí repitió sus ideas sobre la doble tripartición de las Sagradas Escrituras, y aclaró la autoridad que concedía al tercer orden del Nuevo Testamento, al que entonces se refirió con la denominación genérica Patres: las decretales, los escritos de los Padres y los escritos de los Doctores no se cuentan entre los textos de las Sagradas Escrituras de la misma manera que hay algunos libros del Antiguo Testamento que, aunque se leen, no se inseriben en el canon biblico: “...non scribuntur in canone, et tamen leguntur, ...”39. La explicación reaparecerá en 35 Didascalicon, 4.2: “Primus ordo Novi Testamenti quatuor habet volumina: Matthaei, Marci, Lucae, Joannis; secundus similiter quatuor: Epistulas Pauli numero quatuordecim sub uno volu­mine contextas, et canonicas Epistulas, Apocalypsim et Actus apostolorum. In tertio ordine primum locum habent decretalia, quos canones, id est regulas appellamus, deinde sanctorum patrum et doctorum ecclesiae scripta: Hieronymi, Augustini, Gregorii, Ambrosii, Isidori, Orige­­nis, Bedae, et aliorum multorum orthodoxorum, quae tam infinita sunt, ut numerari non pos­sint.” (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 180). 36 Didascalicon, 4.2 (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 180-181). 37 Didascalicon, 4.2 (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 182-183). 38 Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 25. 39 De scripturis et scriptoribus sacris, 6: “In tertio ordine primum locum habent decretalia, quos canonicos, id est regulares appellamus. Deinde sanctorum Patrum scripta, id est, Hieronymi, Augustini, Ambrosii, Gregorii, Isidori, Origenis, Bedae et aliorum doctorum, quae infinita sunt. Haec tamen scripta Patrum in textu divinarum Scripturarum non computantur, quemadmodum in Veteri Testamento, ut diximus, quidam libri sunt qui non scribuntur in canone, et tamen le­guntur, ut Sapientia Salomonis et caeteri.” (PL CLXXV. 16). Berndt, R., Gehören die Kirchen­väter zur Heiligen Schrift? Zur Kanontheorie des Hugo von St. Viktor, in Jahrbuch für Biblische Theologie 3 (1988) 191-199, viö en las ensenanzas de Jerónimo sobre la canonicidad de los

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