Bereczky Erzsébet (szerk.): Imre Madách: La Tragedia del Hombre. Ensayos sobre las di versas puestas en escena del drama (Budapest, 1987)

Dr. Ferenc Kerényi: Un poema dramatico húngaro para al teatro universal

contradiciendo así la concepción de Madách sobre los individuos indicados sólo por números, desprovistos de personalidad. Del vestuario de Eva se ocupó la propia protagonista, la actriz Mari Jászai, quien mandó a disénar sus once trajes por dos conocidos pintores, según sus propias ideas, quedando dicho vestuario bajo su propiedad. Por ejemplo, en la escena del paraíso llevaba una malla blanca ajustada al cuerpo, que dejaba los brazos al descu­bierto y una peluca rubia de largas guedejas. Fuera del paraíso lle­vaba un rudimentario traje de piel de cabra y en el cabello, por iniciativa propia de la actriz, una pluma prendida de pavo real: Eva „había descubierto” la moda. La opinión literaria húngara consideró imposible la empresa de Paulay. En las objeciones de las primeras críticas podemos hallar todas las acusaciones — desde la ausencia de carácter teatral hasta el montaje a manera de vaudeville — que han tenido que afrontar incluso hasta los directores actuales de la Tragedia. Sin embargo, el público opinó de manera muy diferente. Tanto por el número de espectadores como por los ingresos en taquilla, la Tragedia resultó un éxito enorme, rotundo, un verdadero teatro popular, y ya para 1894, tras once años de estar en cartelera, llegó al centenar de representaciones. La puesta en escena a cargo de Ede Paulay determinó para varios decenios la carrera teatral de la Tragedia. Desde el escenario, la obra de Madách pudo llegar hasta aquellos que, como lectores, nunca la hubiesen tomado en las manos. En los tres aTíos que siguieron al estreno la Tragedia fue representada en cincuenta ciudades húngaras. Las notas estilísticas del meiningenismo marcaron también el primer período de la carrera de la Tragedia en el teatro mundial. El mismo estilo caracterizó la serie de ilustraciones del pintor y dibu­jante Mihály Zichy, quien ejercía su profesión en la corte del zar ruso, y cuyos veinte dibujos que sirvieron de inspiración para los decorados de la Tragedia aparecieron por primera vez en 1888, en forma de album. El primer estreno de la Tragedia en el extranjero se celebró el 15 de febrero de 1892, en el Stadttheater de Ham­­burgo, según la puesta en escena de Robert Bucholz. Ese mismo año, la compañía de Hamburgo ofreció 16 representaciones de la Tragedia en la exposición mundial del teatro de Viena, donde 23

Next

/
Thumbnails
Contents