Bereczky Erzsébet (szerk.): Imre Madách: La Tragedia del Hombre. Ensayos sobre las di versas puestas en escena del drama (Budapest, 1987)
Dr. Ferenc Kerényi: Un poema dramatico húngaro para al teatro universal
memoria principalmente los rostros de los actores que interpretan a Adán, Eva y Lucifer. Las obras maestras tienen varias interpretaciones. En el primer período de las puestas en escena de la Tragedia predominó el espectáculo: el poema dramático era contado como una auténtica producción de teatro popular. Aún vivía Imre Madách cuando en 1863 un popular semanario gráfico informó de que el segundo teatro en lengua húngara de la capital del país estaba preparando el estreno de la Tragedia. En aquella época, apenas estaban separadas en la práctica diaria las funciones de actor y director. El director mencionado en la noticia, György Molnár, había comenzado su carrera como actor ambulante. Pero había trabajad»ambién como auxiliar de decorados en París, ciudad donde pudo conocer los artificios de la dirección teatral y la escenografía moderna de la época. La primera noticia del propósito de la puesta en escena anticipaba algunos rasgos fundamentales de la nistoria de la Tragedia en el teatro. El poema dramático solamente podía aparecer en escena en aquella etapa de la historia del teatro nacional y universal, en la que surgieron directores adecuados para adaptar, de manera soberana, esta obra ya aceptada en la literatura, con los recursos que brindaban las artes escénicas. Por ello, las tentativas de distintos actores previas a 1883 de poner la Tragedia en escena, no constituyeron otra cosa que curiosidades en la historia del teatro húngaro. La verdadera puesta en escena del drama fue obra de Ede Paulay (1836—1894), director administrativo y artístico del Teatro Nacional de Budapest. Cuando el exactor ambulante asumió de director del Teatro Nacional, en 1878, ya era conocido como traductor literario de varios idiomas y a su vez ya él había conocido personalmente la vida teatral de Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Antes del estreno de La Tragedia del Hombre, había actuado tres veces en Budapest la compañía teatral de Jorge II, príncipe de Meiningen, la que con el nombre de „meiningenismo” introdujo nuevos aires en el teatro mundial implantando la época del historicismo. Paulay compartía la concepción del teatro de Meiningen de exigir elevada calidad literaria a las obras representadas y cuidaba mucho la elaboración de las escenas masivas. Estos recursos procedentes del 19