Bereczky Erzsébet (szerk.): Imre Madách: La Tragedia del Hombre. Ensayos sobre las di versas puestas en escena del drama (Budapest, 1987)

Dr. Ferenc Kerényi: Un poema dramatico húngaro para al teatro universal

el propio poeta: Adán, siempre entusiasta por los ideales y Lucifer, sensato y desilusionantemente sagaz. Madách escribió un poema de la humanidad, uno de los géneros predilectos del romanticismo. En él se denota el influjo del Fausto de Goethe, del Manfred y del Cain de Byron, obras todas que Madách poseía en su biblioteca. No sólo por la fecha de la creación, sino también por su enfoque, la obra de Madách muestra parentesco asimismo con La Leyenda de los Siglos de Victor Hugo y con el Peer Gynt de Ibsen. En Hungría no era desconocida la literatura que planteaba el sentido de la actuación humana, las finalidades de la existencia. Cuentos románticos, dramas de am­biente atemporal y versos filosóficos se dedicaban, ya antes de Madách, a los momentos desesperados que sólo puede vivir en verdad el hombre activo y entusiasta. A todo ello se agregó en los anos de 1850 una nueva era en la filosofía, en la que volvía a plan­tearse el gran interrogante eterno sobre la primacía entre la materia y el espíritu, donde la posición del materialismo era reforzada por nuevos argumentos y descubrimientos científicos. Ciencias natu­rales y filosofía de la historia, identificación lírica y profundiza­­ción positivista se aúnan en la obra de Madách, la cual, como hemos intentado señalar, tiene valores ligados a su época tanto en la cultura húngara como en la literatura mundial. La exploración y publicación de los mismos es tarea de la ciencia. Sin embargo, en lo sucesivo nos interesará una nueva para­doja: los valores intemporales, es decir, teatrales de la Tragedia que la han mantenido en cartelera en los escenarios húngaros desde hace un siglo y desde hace más de nueve décadas en el teatro uni­versal. Desde este punto de vista puede interesarnos también el análisis del contenido de los más de 4000 versos de La Tragedia del Hombre. Madách, cuyas poesías líricas anticipan muchas ideas de la Tragedia, fue a decir verdad un poeta lírico bastante me­diocre ni hablar que el resto de sus dramas no podría ser llevado a escena sin una considerable transformación. Sin embargo, en el caso de la Tragedia, encontró el género adecuado, tanto si exami­namos las posibilidades del juego del tiempo y espacio infinitos, como si tratamos la estructura del poema dramático. Madách basó su grandiosa construcción filosófica en la conocida tésis del insigne 11

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