Folia Theologica 12. (2001)

Ángeles Félix Ballesta: Concilio provincial tarraconense y ?región eclesiástica Catalana?

104 ÁNGELES FÉLIX BALLESTA con la singularidad de su espiritu, de su cultura y de su lengua. Aspectos que Cataluna aspira sean comprendidos por el nuevo nuncio de la Santa Sede en Espana y Andorra, desde el ano 2000, el arzobispo portugués Manuel Monteiro de Castro, y se vean refleja- dos en una nueva personalidad juridica de la Iglesia catalana. Como es sabido, Cataluna está formada por ocho Diócesis: Tarra­gona, Tortosa, Lleida, La Seu d'Urgell, Vic, Solsona, Girona y Barce­lona. Las siete primeras diócesis formán la única Provincia eclesiás- tica: la Tarraconense, y la octava diócesis: Barcelona, se escindió de la Provincia Tarraconense el ano 1964, para pasar a ser un Arzobis- pado, dependiente directamente de la Santa Sede. Hay que tener en cuenta que existen Diócesis que abarcan terri­tories externos a los de la Comunidad Autónoma de Cataluna, como, por ejemplo: La Seu d'Urgell con Andorra, o Tortosa con las Comarcas del norte de Castellón (40 parrôquias). Hasta 1998 Lleida se encontraba en la misma situación respecto a la Franja de Ponent, que abarcaba 111 parrôquias que se anexionaron a la Diócesis Bar- bastro-Monzón (con doble capitalidad para evitar las rivalidades existentes entre ambas). Esta segregation de las parrôquias de la Franja de Ponent fue debida a la decision de hacer coincidir los limi­ters eclesiásticos con los civiles. En cuanto a las posibilidades, para una futura organization juri­dica de la Iglesia en Cataluna, se barajaron estas tres: Provincia úni­ca, Región eclesiástica o, Conferentia episcopal catalana. Provincia única: se necesitaria que la archidiócesis de Barcelona se reintegrase a la Provincia Tarraconense como sufragánea, vol- viendo a la situación anterior a 1964, aunque enfonces era sólo obis- pado, o que se divida en varias diócesis y luego formen una provin­cia eclesiástica. Problema: Esta postura no es del agrado dei Arzobispado de Bar­celona, ya que perdería autonómia al dejar de depender directa­mente de la Santa Sede, para pasar a depender del Arzobispado de Tarragona. Región eclesiástica: la primera cuestión que se planteô es que tan sólo hay una provincia, la Tarraconense, y por tanto el Arzobis­pado de Barcelona se tendría que convertir en provincia, con varias diócesis sufragáneas.

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