Folia Theologica 5. (1994)
Carlos J. Errázuriz: El matrimonio como realidad jurídica natural y sacramental
34 C.J. ERRÁZURIZ Sin embargo, cabe plantearse qué sucede cuándo la persona excluye de su matrimonio la sacramentalidad mediante un acto positivo de la volun- tad (o cuando está imbuida por un error sobre esa sacramentalidad, que determina su voluntad: cfr. canon 1099). La doctrina tradicional ha sos- tenido que, para que tal exclusion tenga un efecto invalidante del consen- timiento matrimonial, ha de ser prevalente respecto de la intención matrimonial. Como esta prevalencia puede parecer a veces un tanto oscura desde el punto de vista psicológico, pienso que ella puede correctamente considerarse como una condición: me caso a condición de que mi matrimonio no sea sacramento. Dado que esta condición no se cumple -por ser imposible un matrimonio entre bautizados que no sea sacramento-, enfonces sencillamente no hay matrimonio válido en tal hipótesis. No obstante, no ha faltado ultimamente la propuesta de concebir la sacramentalidad como otro de los elementos o propiedades esenciales dei matrimonio, sosteniendo que también una exclusion no prevalente haria nulo el pacto conyugal. Pero la sacramentalidad no se puede situar en la misma linea de esos elementos o propiedades esenciales, como si al matrimonio le faltara algo -que se le anadiria- para convertirse en sacramento. Me parece que por esa via en el fondo se reintroduce indirectamente el requisito de la fe como presupuesto dei matrimonio válido entre bautizados, por lo que a fin de cuentas tal propuesta no resulta compatible con la radical unicidad dei matrimonio natural y sobrenatural, y tiende a desem- bocar en dos soluciones posibles igualmente insatisfactorias: o negar el ejercicio del derecho de casarse al bautizado no creyente, o bien sostener que, para éste, existen dos posibles matrimonios: uno sacramental y otro no sacramental. Ambas soluciones no denen suficientemente en cuenta el principio, oportunamente formulado por la Familiaris consortio, n. 68: “El sacramento del matrimonio tiene esta peculiaridad respecto a los ot- ros: ser el sacramento de una realidad que existe ya en la economia de la creación; ser el mismo pacto conyugal instituido por el Creador ’al principio’”. Para concluir esta intervención, quisiera referirme a otra cuestión -ya no canonica, sino de relaciones Iglesia-Estado- en la que lo expuesto hasta ahora resulta también útil: el reconocimiento civil del matrimonio canonico. En realidad no existe sino un solo matrimonio: el que contraen los cónyuges y que permanece entre ellos como vinculo juridico real; el mismo que entre bautizados es siempre sacramento. Como es bien sabido, sobre esta sacramentalidad -actual o al menos en potencia próxima- se