Folia Theologica et Canonica, Supplementum (2016)

Antonio Ma Rouco Varela, “Santa Teresa de Jesús: Doctora de la Iglesia para la Iglesia de hoy”

“SANTA TERESA DE JESÚS: DOCTORA DE LA IGLESIA PARA LA IGLESIA DE HOY” 31 países de la Europa católica, al unisono con lo que ocurría en los territorios protestantes, se compaginaba muy difícilmente con la libertad de la Iglesia. El “cuius regio eius et religio” no representaba ninguna fórmula político-jurídica de futuro para la Iglesia. La fundación de la Universidad es inseparable de la obra y de la personalidad de su fundador, el Cardenal Péter Pázmány, Arzobis­po de Esztergom de 1616 a 1637, empeñado con todas sus fuerzas espirituales, apostólicas y pastorales en que la reforma de la Iglesia en Hungría siguiera fiel­mente el curso doctrinal y canónico que el Concilio de Trento había consolida­do en orden a una auténtica y fecunda reforma de la Iglesia pensada y realizada en la unidad de la comunión católica y con la perspectiva misionera abierta por el descubrimiento del “Nuevo Mundo”. El apremio apostólico suscitado por un hecho de tal magnitud histórica, la gravedad y urgencia espiritual sin prece­dentes que comportaba, al menos en lo que iba de segundo milenio cristiano, no había dejado indiferentes a los pastores y fieles y a la nueva Universidad de aquella Iglesia que se renovaba vigorosamente en Hungría. La aportación de la Compañía de Jesús en los momentos iniciales y en el desarrollo ulterior de la Universidad y de su excelencia científica y cultural resultaría decisiva. La Compañía de Jesús, la nueva forma de vida religiosa, más típica de la reforma católica en el siglo del Concilio de Trento, fundada por un santo genial, san Ignacio de Loyola, devenía incomprensible sin la Iglesia y la sociedad de la España del siglo XVI. En esa España, mucho antes de “la protesta luterana” de Wittenberg en 1517, se había despejado una senda de verdadera renovación interior y exterior de la Iglesia que desde las fuentes más genuinas del Evangelio, es decir, desde la fe en Jesucristo, Redentor del hombre, doctrinal y existencialmente purificada, conducía a cultivar una concepción de la vida cris­tiana como una permanente búsqueda personal y eclesial de la realización del ideal de la santidad, es decir, como la respuesta de los santos. La figura quizás espiritualmente más luminosa e, incluso, teológicamente más rica de aquella Iglesia del siglo XVI, afanada dramáticamente en encontrar esa respuesta dentro de la comunión en la verdad y en el amor a su Señor, fue Teresa de Jesús, santa Teresa de Jesús, cuya Fiesta celebra hoy la Iglesia Universal y de cuyo nacimiento, el 28 de marzo de 1515, acaban de cumplirse quinientos años y de cuya muerte en Alba de Tormes, el 4 de octubre de 1582, cuatrocientos treinta y tres. Sin santa Teresa de Jesús -santa Teresa de Avila- es histórica- espiritualmente imposible comprender “el alma” de la reforma católica de la Iglesia de su tiempo y de toda la modernidad. Sin su respuesta hubiera sido imposible afrontar con el vigor espiritual necesario el desafío religioso y políti­co de una propuesta de reforma de la Iglesia que se presentaba como una radi­cal vuelta a una supuesta autenticidad en la interpretación del Evangelio. ¿Valdría también la afirmación para la Iglesia contemporánea, para la Iglesia de hoy, que desde el Concilio Vaticano II ha estado y está embargada por todo lo que doctrinal, pastoral y socioculturalmente ha significado y significa la

Next

/
Thumbnails
Contents