Folia Theologica et Canonica 11. 33/25 (2022)

Ius canonicum

LA COLABORACIÓN DE LOS PRESBÍTEROS CON EL OBISPO DURANTE...189 o privilegios37. Por lo demás, la casuística sobre esta cuestión es tan abundan­te que se escapa totalmente de los objetivos de la presente contribución38. Por otra parte existe una importante monográfia que trata detalladamente de este asunto, así como una serie de contribuciones específicas sobre la materia39. Los datos aquí ofrecidos bastan para el prósito de reflejar la participación de clérigos y laicos en una cuestión tan importante para la vida de la Iglesia como es la elección de los obispos. Por lo que respecta a la consagración episcopal, la D.64 está dedicada a quiénes deben participar en la consagración de los diversos grados eclesiásti­­cos y en qué tiempo debe hacerse. Aquí me referiré solamente a la figura del obispo, sin hacer alusión a las diversas especificidades de los patriarcas, arzo­­bispos y metropolitas40. Como es de suponer, en este conjunto de textos referidos propiamente a la ordenación, esto es al rito litúrgico por el que un sacerdote viene consagrado obispo, no se encuentra referencia alguna a la par­ticipación de los laicos. Así, el primer canon de la D.64, tornado del venerable Concilio de Nicea, establece claramente que los obispos deben ser ordenados o consagrados por los obispos de la misma provincia eclesiástica. Los cánones 2-4 y 7 de esta misma Distinctio reafirman esta disciplina. En el caso de que no sea posible la presencia de todos ellos, basta, al menos, la participación de tres de ellos41. En estos casos es llamativa la repetida referencia a que esos obispos consa­­grantes cuenten con el consenso de los obispos ausentes (“consensum litteris teneant”: D.64 c.l). La unanimidad en el consenso es deseable, ahora bien, 37 Principibus uero atque inperatoribus electiones Romanorum Pontificum atque aliorum episco­porum referendas usus et constitutio tradidit pro scismaticorum atque hereticorum dissensioni­bus, quibus nonnumquam ecclesia Dei concussa periclitabatur, contra quos legibus fidelissimo­rum inperatorum frequenter ecclesia munita legitur: D.63 dpc.27. Ex his constitutionibus et pacto Lodowici inperatoris deprehenditur, inperatores illis renuncias­­se priuilegiis, que de electione summi Pontificis Adrianus Papa Karolo inperatori, et ad imita­­cionem eius Leo papa Ottoni I. regi Theutonicorum fecerat: D.63 dpc.34. 38 Sirva de ejemplo la glosa ordinaria ya desde el primer canon de esta Distinctio: Nota quoniam quidam ius patronatus habent in ecclesiis, quidam non. Item ecclesia quedam habet collegium, quedam non. Item habentiu collegium quedam est prelata alteri, quedam non: Bernardus Pa­­piensis, Summa de electione, Ms. BN lat. 1566, fol. 112r. Cita tomada de Müller, H., Der An­teii der Laien an der Bischofswahl: Ein Beitrag zur Geschichte der Kanonistik von Gratian bis Gregor IX., Amsterdam 1977. 152. 39 Ibid.; vid. Leemans, J. - Nuffelen, P. V. - Keough, S. W. J. - Nicolaye, C. (ed.), Episcopal Elections in Late Antiquity, Berlin-Boston-Göttingen 2011. 40 Téngase en cuenta la referencia hecha más arriba a la cuádruple division del orden episcopal. 41 A quibus ordinentur episcopi, in Niceno Concilio diffinitum est, in quo sic legitur [c. 4]: Ab omnibus conprouincialibus episcopi ordinentur. Episcopi ab omnibus, qui sunt in sua prouincia, debent ordinari. Si uero hoc difficile fuerit, uel urgente necessitate, uel itineris longitudine, tres episcopi debent in unum congregari, ita ut ceterorum, qui absentes sunt, consensum litteris te­neant. Potestas sane uel confirmatio pertinebit per singulas prouincias ad metropolitanum epi­scopum.

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