Bereczky Erzsébet (szerk.): Imre Madách: La Tragedia del Hombre. Ensayos sobre las di versas puestas en escena del drama (Budapest, 1987)
Dr. Ferenc Kerényi: Un poema dramatico húngaro para al teatro universal
tasía del autor, aunque todos requieren ser interpretados por actores de carácter de pura cepa. Aquí podemos mencionar ya esa posibilidad en el reparto de papeles según la cual el director dado de la Tragedia puede hacer de la necesidad una virtud al encargarle varios roles a un mismo actor. Veamos un ejemplo anticipado: Al final del cuadro VI, desarrollado en Roma, Adán se entusiasma con las nuevas cristianas, para luego decepcionarse de ellas en el próximo cuadro, el Vil, desarrollado en Bizancio durante la época de las Cruzadas. Se podría modificar de manera interesante - independientemente de la figura de Adán - la interpretación de las dos escenas opuestas, si el mismo actor que encamara al apóstol San Pedro en el cuadro romano fuese también el que representara al patriarca que manda a la hoguera a los herejes en Bizancio. Así la involución, la burla del ideal de la época de cada episodio subrayaría la desilusión de Adán. Desde otro punto de vista el mismo actor podría personificar a Pedro el apóstol y al hereje enviado a la hoguera en el cuadro VII. En este caso, se acentuaría la continuidad de la nueva idea, cual contraste del desengáho de Adán. En los cuadros del IV al XIV Lucifer aparece como el „director” de las visiones de Adán, no solamente por haberle proporcionado los sueltos, sino incluso dentro de cada uno de los escenarios. Y si añadimos a todo ello que los más de 4100 versos de la Tragedia - con la necesaria omisión de algunas partes narrativas y reflexivas — pudieran ser acortados para alcanzar la duración de una obra de teatro normal, se nos ofrece el guión del texto de Madách que brinda posibilidades brillantes tanto para la concepción del director y la realización escénica, como para los actores. Si nos diéramos a la tarea de examinar las ideas centrales de los sucesivos cuadros históricos, encontraríamos en el eje del drama la gran tríada de Libertad - Igualdad - Fraternidad, en sus antecedentes de la era antigua, en su síntesis del siglo XVIII, en su aniquilación en el siglo XIX y en el porvenir imaginado. Al plantear la tésis de los antecedentes de la triple idea en la Antigüedad, Madách se basó en las obras de los historiadores franceses del romanticismo, y desarrolló la misma en tres planos. La cuestión moral de la acción del individuo se manifiesta en el antiguo Egipto, 14