Folia Theologica 5. (1994)
Carlos J. Errázuriz: El matrimonio como realidad jurídica natural y sacramental
EL MATRIMONIO 25 3. El matrimonio como realidad juridica natural Pero lo hasta aqui dicho ^no presupone la aceptación de una vision cris- tiana del matrimonio, aceptación que requiere la fe en la divina Revela- ción, tal como es propuesta por el Magisterio de la Iglesia? Esta pregunta parece surgir de modo más insistente cuando se pasa a examinar las pro- piedades esenciales dei matrimonio, o sea su unidad y especialmente su indisolubilidad. De hecho es muy frecuente la postura según la cual la in- disolubilidad matrimonial seria un dato de fe, no accesible mediante la sola razón humana. De ahí se extrae la conclusión de que esa indisolubilidad no se podria imponer a los no creyentes, y que en una sociedad pluralista deberia configurarse un matrimonio privado de esa propiedad -o sea, disoluble mediante divorcio vincular-, como de hecho ha sucedido en muchas de las legislaciones civiles de paises tradicionalmente cristia- nos.6 La unidad esencial -de uno con una- y existencial -para siempre, mient- ras la muerte no los separe- de la realidad matrimonial, en la optica de la misma Revelación cristiana y dei Magisterio eclesiástico, no constituye un principio o norma ligada al orden de la salvación ni a sus consecuen- cias juridicas dentro de la sociedad eclesiástica. Cuando Jesucristo proclama con autoridad el principio de que “lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (cfr. Mt 19,6), se remite inequivocamente “al principio”, esto es al orden de la creación.7 Su intervención autoritativa asume asi ante todo un carácter de restauráción, que implica abolir las realizaciones imperfectas de la realidad matrimonial introducidas -y aun toleradas por Dios- por el pecado de los hombres, “por la dureza de vuestros corazo- nes”, y que con la llegada de la plenitud de los tiempos -la Redención ob- rada por Cristo- han dejado de tener sentido. Cuando la Iglesia de Cristo, fiel a las ensenanzas de su Fundador, no cesa de ensenar que el matrimonio es indisoluble, quiere inculcar un aspecto de lo que constituye patrimonio natural de toda la humanidad. Esto no obsta naturalmente a la existencia de un verdadero reforzamiento de la indisolubilidad en virtud 6 Sobre la polémica en torno al divorcio, cfr. J.M. IBÁNEZ LANGLOIS, 21 slogans divorcistas, T ed., Santiago de Chile 1992. 7 Constantemente el Papa Juan Pablo II se remite a este "principio", relatado en el Génesis, en su Magisterio sobre el matrimonio y la familia; cfr. por ej. su reciente Carta a las Familias con ocasión del Ano Intemacional de la Fa- milia, 2-II-1994, nn. 6 y 8.