Folia Theologica et Canonica 11. 33/25 (2022)
Ius canonicum
200 JOAQUÍN SEDANO grados del orden no impide que las fuentes Hamen a la unidad, a un espíritu de armonía y concordia, propio de la comunión eclesial. Un segundo aspecto que reflejan los textos de modo patentente es la preocupación que existe en la tradíción canónica del primer milenio por la mayor participación posible del pueblo de Dios en algunos de los momentos más solemnes de la vida eclesial. En primer lugar, la participación en los procesos de elección de obispos. Así, la elección canónica no solo exige la participación del colegio de clérigos con potestad para designar la persona idónea, sino también la del pueblo fiel, es decir los laicos. Dos sentencias resumen perfectamente este espíritu sinodal: “Electio clericorum est, consensus plebis” (vid. D.62 dac.l); “plebis non est eligere, sed electioni consentire” (vid. D.63 c.26). En segundo lugar, y muy relacionado con la elección, están las ordenaciones episcopales y sacerdotales, esto es, las ceremonias litúrgicas de consagración. En reláción con las consagraciones episcopales, estas deben contar con la mayor participación posible de obispos o, al menos, con las epistolas de consenso de los obispos ausentes. Concretamente, Graciano especifica que el arzobispo debe ser consagrado por todos los obispos de su provincia (vid. D.66 dac.l). En tercer lugar, otro de los momentos cúlmenes de la vida eclesial son las reuniones en sinodos o concilios, ya sean provinciales o locales. Las normas canonicas instan a su reunion frecunte y establece graves penas a los clérigos u obispos ausentes sin un motivo justificado. En estas reuniones sinodales se deben tratar las cuestiones más importantes de la vida de la Iglesia, también desde el punto de vista procesal, de modo que no se puede condenar a un sacerdote fuera de la audiencia sinodal. La tercera y última conclusion que quisiera destacar es la relevancia que tiene en las fuentes canonicas la interrelación del obispo con sus clérigos, en especial con los sacerdotes, para el gobiemo diocesano. Asi, los textos hacen referencia a una serie de colaboradores dei obispo, como son los cubicularios, visitadores, ecónomos, vicedomini, mayordomos y el obispo coadjutor. Abstract This article focuses on the collaboration ofpriests and laity with the bishop in the tasks of pastoral government as reflected in the canonical tradition represented by Gratian ’s Decretum. Gratian arrange his sources not in a merely cumulative way, but according to the scholastic method of seeking concord among apparently discordant texts. From the study of these texts some conclusions can be drawn. The first of these is the clear capital function of the bishop in his diocese, a function balanced with the accent placed by various sources on the unity, harmony and communion that should exist among the different