Folia Theologica et Canonica 11. 33/25 (2022)

Ius canonicum

186 JOAQUÍN SEDANO lo que está prohibido, y otra, bien distinta, deliberar sobre su sucesión con los demás obispos competentes22. En el mismo sentido, no se admite al episcopado a un clérigo que no cuente con la deliberación y consenso del “colegio” o grupo, llamado, según las nor­mas canonicas, a intervenir en esa elección (“sine consilio integri ordinis”), aunque el candidato cuente con el apoyo del pueblo23. El autor de la Summa Parisiensis (1168 circa) indica cuál es el significado de la deliberación hecha por el “integri ordinis”: todo el sínodo o la autoridad a la que corresponda decidir sobre las ordenaciones en aquella Iglesia24. De un modo incidental la D.92 hace también referencia a la participación del pueblo en la elección del obispo. En efecto, se trata del problema de un obispo que es consagrado para una sede, pero no puede tomar posesión porque no es recibido en la diócesis por el pueblo sin culpa suya25. El problema que propone esta Distinctio es el de si puede volver a su Iglesia de origen y ejercer allí el episcopado. Entre las justas causas (en referencia a la situación del obis­po, no a la actitud de los beles) por las que puede encontrarse un obispo con­sagrado sin sede propia, se senala la no recpeción por parte de los beles obje­­tando que no ha sido elegido por eilos26. Pero las distintas Sumas analizadas no hacen apenas referencia en esta Distinctio a la cuestión de la no recepción por parte del pueblo, sino principalmente la situación del obispo cuando ha sido rechazado en su propia sede y regresa a su Iglesia de origen. Pero es propiamente en las Distinctiones 62 y 63 donde se trata directamen­­te de este terna. Así, en la D.62 Graciano introduce diversas auctoritates con una frase palmaria: “la elección corresponde a los clérigos, el consenso 22 “His omnibus auctoritatibus prohibentur episcopi successores sibi instituere. Sed aliud est de sui successoris electione cum fratribus deliberare, et aliud est ex testamento tamquam suae dignita­tis heredem sibi querere. Illud fieri permittitur: hoc autem penitus prohibetur”: C.8 q.l dpc.7. 23 “Sine consilio integri ordinis uacantem ecclesiam episcopus non adeat. Item ex eodem [c. 16], Si quis episcopus uacans in ecclesiam non habentem episcopum, subripiens populos, sine con­silio integri ordinis irruerit, etiamsi populus, quem seduxit, desideret illum, alienum eum ab ecclesia esse oportet. Integrum autem et perfectum concilium dicimus illud, cui metropolitanus episcopus interfuerit”: D.92 c.8. La glosa ordinaria a este canon introduce como argumento contrario la excepción que supone el derecho de patronato a las elecciones canonicas. Proble­­mática que no será tratada aqui. 24 “Integri ordinis, i.e. totius synodi vel ejus auctoritate ad quem spectat in ecclesia illa ordinare”: McLaughlin, T. P. (ed.), The Summa Parisiensis on the Decretum Gratiani, Toronto 1952. 71. 25 Gratian. Nunc autem queritur de his, qui ordinati a parrochia sua non recipiuntur, uel pro ali­qua causa eas adire noluerint, an in alterius parrochia episcopale possint offitium celebrare? De his in Concilio Martini Papae sic statutum inuenitur. Sacerdotis tantum offitium gerat epi­scopus, quem sua parrochia non recipit. Si quis ordinatus episcopus pro contemptione populi aut pro aliqua ratione, non pro sua culpa, in parrochiam, que ei fuerit data, non ierit, hunc opor­tet honorem sacerdotii tantummodo contingere, ita ut de rebus ecclesiae, in quam conuenit ni­­chil presumat, sustineat autem, quid de eo sanctum concilium iudicare uoluerit: D.92 c.4. El c.5, muy similar, lleva el siguiente sumario: “De episcopo ordinato, quem sua parrochia non re­cipit”. 16 Quia dicunt se non elegisse eum: Glossa ad D.92 c.4.

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