Folia Theologica et Canonica 10. 32/24 (2021)
Ius canonicum
JEOLOGÍA 0 DERECHO CANÓNICO? 163 (t 1141) para expresar sus ideas sobre el contenido y sistematización de los libros sagrados29. Hugo se ocupó por primera vez del estudio de las Sagradas Escrituras en el libro cuarto del Didascalicon, obra pedagógica compuesta después de su llegada a San Victor en 1115, en todo caso antes de hacerse cargo de la dirección de la escuela en 113030. Para Hugo, las Escrituras Sagradas, scripturae divinae, son aquellas que, libres de falsedad, la autoridad de la Iglesia universal incluye en el número de los libros sagrados y conserva para robustecer la fe. Por esta razón, prosigue, los libros de los autores gentiles que hablan de Diós, no merecen el calificativo de sagrados, divinae; como tampoco lo merecen los escritos de los filósofos, en los que la verdad se mezcla con el error31. Hugo conocía la doctrina sobre la inspiráción divina y el reconocimiento y aprobación de la autoridad eclesiástica, pero en el Didascalicon demostró tener una vision innovadora del contenido de las Sagradas Escrituras. Sus reflexiones sobre los criterios para determinar el canon biblico terminan con esta afirmación: aunque no están aprobados por la autoridad de la Iglesia universal, también formán parte de las palabras divinas —“inter divina computantur eloquia”— otras obras breves, redactadas por varones religiosos y sabios en diversas épocas, que no se apartan de la fe católica y que ensenan algunas cosas útiles32. Cuáles son esos opúsculos y quiénes son esos autores son dos cuestiones que Hugo respondió al clasificar los libros sagrados33. Según el maestro de San Victor, toda la Sagrada Escritura se contiene en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, cada uno de los cuales está dividido en tres órdenes: el Antiguo, en Ley, Profetas y Hagiógrafos; el Nuevo, en Evangelio, Apóstoles y Padres34. Asi pues, Hugo mantuvo la clasificación del Antiguo Testamento elaborada por Jerónimo y transmitida por Agustín e Isidore de Sevilla, y anadió un tercer grupo a la bipartición isidoriana del Nuevo. En su esquema, los cuatro volúmenes que integran el primer orden del Nuevo Testamento son los libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan; las catorce Epistolas paulinas, las Epistolas canonicas, el Apocalipsis y los Hechos de los Apóstoles 29 Linde, C., Twelfth-Century Notions on the Canon of the Bible, in Nelson, J. - Kempf, D. (ed.), Reading the Bible in the Middle Ages, London-New Delhi - New York-Sydney 2015. 7-19: Jerónimo es la principal influenda en la manera de entender el canon biblico por parte de Hugo, cuyo esquema fue “possibly the most widely read and at the same time puzzling summary of the canon” (10). 30 Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L. (ed.), Hugo de San Victor. Didascalicon de Studio legendi (El áfán por el estudio), Madrid 2011: cronologia de las obras de Hugo en p. 25. 31 Didascalicon, 4.1 (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 175-177). 32 Didascalicon, 4.1 (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 177-178). 33 Didascalicon, 4.1: “(...) fortasse enumerando melius quam definiendo ostendimus.” (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 178). 34 Didascalicon, 4.2: “Omnis divina scriptura in duobus testamentis continetur, in veteri videlicet et novo. Utrumque testamentum tribus ordinibus distinguitur. Vetus Testamentum continet legem, prophetas, hagiographos. Novum autem evangélium, apostolos, patres.” (Munoz Gamero, C. - Arribas Hernáez, M. L., Hugo, 178).