Folia Theologica et Canonica, Supplementum (2016)

Kinga Vadász, Preguntas y desafíos canónicos en relación con los movimientos eclesiales y nuevas comunidades

212 KINGA VADÁSZ I. El estado canónico de los movimientos eclesiales El fenómeno de los movimientos, no en el sentido institucional sino como “nuevas irrupciones del Espíritu Santo, que vuelven siempre viva y nueva la estructura de la Iglesia2” ha estado presente desde siempre en la Iglesia. Uno de los primeros de estos movimientos, fue el monaquismo de San Antonio (250—356) y San Basilio (330-379), en los que encontramos el deseo de vivir radicalmente el Evangelio en su totalidad y de establecer una regla para vivir el cristianismo de modo integral; otro, el movimiento de reforma monástica de Cluny en los siglos X y XI. Después siguieron las órdenes mendicantes del siglo XIII; en el siglo XVI, importantes movimientos de evangelización, entre ellos los jesuítas; en el siglo XIX, el movimiento “misionero” con el nacimien­to de muchas nuevas congregaciones dedicadas a la evangelización. Así, podemos ver cómo constantemente el Espíritu Santo ha inspirado nuevos caris- mas en la Iglesia y cómo históricamente ha habido “movimientos” que han pro­movido la conversión y reforma en la Ecclesia semper reformanda. Durante el siglo XX el movimiento litúrgico, los movimientos bíblico y patristico venían preparando la renovación eclesiológica y pastoral del Concilio Vaticano II3. Sin embargo, los movimientos -tal y como los comprendemos hoy- consti­tuyen una novedad en la vida de la Iglesia nacida en el horizonte del Concilio Vaticano II. Este concilio retoma la concepción de la Iglesia no sólo como Pueblo de Dios, como hemos visto antes, sino también como misterio de comu­nión. Los movimientos enraízan su propia esencia en la “eclesiología de la comunión": sólo en ésta se entienden, desarrollan y nacen estas nuevas reali­dades asociativas en las que se pone de manifiesto la renovada conciencia de la vocación y misión del fiel laico también. El concepto de movimiento4 no es una expresión canónica y bajo este con­cepto se entienden una gran variedad de realidades asociativas que se difieren en su espiritualidad, en sus fines apostólicos, en su estructura etc. Su configu­ración canónica es en la mayoría de las veces la de asociación privada pero existen otras formas también. En los siguientes apartados vamos a acudir a los papas de los últimos 30 años quienes nos ofrecen el guía para explicar el fenó­meno de los movimientos, y después presentaremos algunas definiciones y soluciones para la configuración jurídica de los movimientos. 2 Ratzinger, J., Los movimientos eclesiales y su colocación teológica. Discurso en e! Congreso mundial de los Movimientos eclesiales. Roma (27 de mayo de 1998). 3 Cfr. Cattaneo, A., Los movimientos eclesiales, 573. 4 En continuación utilizaré la expresión “movimiento” para los movimientos eclesiales y para las nuevas comunidades y en algún momento haré una distinción entre las dos realidades.

Next

/
Thumbnails
Contents